Neurociencia y ejercicio están íntimamente ligadas. Si bien el ejercicio se ha analizado predominantemente en relación a los aspectos «físicos», claro esta que el cerebro es el encargado de gestionar los aspectos motores (planificación), de su integración a las pautas sensoriales (representación central del movimiento) y metabólicas (condiciones homeostaticas) , así como de elaborar las estrategias de movimiento y las previsiones de corrección; y un sinnúmero de contribuciones que recién a día de hoy se empiezan a dilucidar bajo la luz de la neurociencia. Éstas pautas nos permiten diseñar ejercicios centrados en las etapas encubiertas del ejercicio, como por ejemplo, a través de la imagineria y la visualización motora, las cuales transcurren durante la ejecución del movimiento / ejercicio o de forma asincrónica (antes o después). Esto da lugar a que un mismo ejercicio, biomecanicamente hablando, pueda resultar ser muy distinto si se lo diseña desde esta mirada.